martes, 9 de diciembre de 2008

Borreguitos en Cholula

Estoy de vacaciones, por lo que la columna semanal "Te manejo lo que es" queda suspendida, de menos, temporalmente. Pero, vaya, no es motivo para dejar de escribir, en especial tomando en cuenta que pasaré varias tardes sin mucho más que hacer.

Decidí quedarme un tiempo acá en la cosmopolita Cholula. Más que nada porque estuve en el defe un par de días y el tráfico, hijodediostodopoderoso, me espantó. Y díjeme a mí misma "¿Qué necesidad?”

Así fue que acá estoy, conviviendo con los cholultecas en su pirámide. El domingo la visité y me fue de lo más agradable, sentarme a tomar el sol al lado de un par de cristianos echando pasión, a unos cuantos metros de la iglesia. De fondo, los villancicos menos armónicos que he escuchado en mucho tiempo. Y antes de regresar a casa, el chopin: lleve lleve su escapulario, su imagen de la virgen con marco dorado, su artesanía regional. Sí, chilangos, envídienme en esta tierra de la paz y la armonía.

En otros temas, les cuento que hoy fui acosada por un borrego que se hallaba pastando en el patio junto a mi casa. Y no hablo de un muchachito falto de capacidad de decisión propia, no. No es metáfora, no es exageración. Un maldito borrego lanudo y café llegó a mordisquearme las agujetas mientras yo estaba sentada afuera de mis aposentos, leyendo tranquilamente, esperando a que pasaran por mi. Y todo porque le presté mi bici al vigilante de la entrada para que vaya a visitar a la virgencita en su cumpleaños. Se la llevó a darle servicio porque mañana parten juntos en una peregrinación de “Siclistas de San Andres para Nuestra Señora de Guadalupe,” según el panfleto que me mostró. Por lo mismo que ahora no tengo bici y me aperezaba enormemente ir caminando al cajero. No me quedó de otra que esperar a que me dieran raid, y pues en ese inter, que me sale el condenado y, como Pedro por su casa, que me mastica el zapato teni. Maldito.

Pero eso sí, ¿no? Mucha paz, mucho no hay tráfico, mucho tengo la pirámide a un kilómetro... Maldita sea, en el defe jamás recuerdo que un mamífero cuadrúpedo me importunara de esa manera. Hay otro tipo de inoportunos pero, aunque algunos son casi tan molestos, no recuerdo ninguno que pretendiera comerse mis agujetas.

En fin… unas cosas por otras, dirían por ahí. Si el precio de mi tranquilidad es lidiar con vecinos cuadrúpedos, creo que puedo pagarlo. Mientras estos sigan siendo borreguitos, claro, porque donde en una de esas se me acerque una de las vacas que luego rondan por ahí… de plano me regreso a la ciudad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mujer:

Mejor que sea un borrego el que se te aparezca a importunarte y no un cabrito grande no? jajajajajaja eso solo pasa en Cholula, ya ni en mi rancho pasa eso caray... jajajajaja y menos mal que ya te dignaste a escribir algo más !!! ya se extrañaba leer tus aventuras.

Anónimo dijo...

Muero de la risa. ¿Afuera de tu depto, como quien dice en el porche, o afuera de Villa los Gallos en la calle?