martes, 13 de octubre de 2009

Becas lastímeras

Desde que entré a la UDLAP traigo en el fondo del alma una molestia, oculta pero acechante. Con el tiempo se ha intensificado y hace poco, después de una visita al CACE, desperté con una queja que me apretaba la garganta tan fuerte tan fuerte, que siento la necesidad de expresarla.

Queja: te expreso.

La cuestión que me trae emberrinchada tiene que ver con la ayuda financiera de la UDLAP. Y es que las becas aquí son bastante curiositas. Las dan por montones, nomás que a veces no resultan tan convenientes. Imagínate nomás, damita, caballero. El semestre que entra llevaré dos materias, que vienen siendo 12 unidades, casi 22 mil pesos de colegiatura. De beca tengo el 20%, lo que representará 4,392 pesos. De ahí hay que restar 3,500 que cuesta el talonario del sorteo que me enjaretarán (desde luego siempre acaba pagando mi papá, pues nadie quiere comprar boletos de 350 para una rifa, y hasta pena da estarlos ofreciendo). Quedan de beca 892 pesos, por los cuales hay que chambear 80 horas. Sale de a 11.15 míseros pesos la hora. Pues no güero, ¡nomás no salen las cuentas! Mejor me meto a trabajar al Fly, pagan 100 por día más propinas, y de paso te dan comida gratis.

Nunca me ha gustado la gente que se queja en lugar de hacer algo para cambiar aquello que le está afectando. El sábado conocí a un brasileño que acaba de comprar un Toyota, aquí en México, que le salió chafísima y se descompuso al mes. El tipito está empeñado en que le cambien su coche por uno nuevo, y aparentemente no descansará hasta que lo logre. Su estrategia no son las puras quejas: está haciendo todo lo posible porque a Toyota le salga más caro el berrinche de este señor que haberle cambiado el coche en un principio.

Estaba pensando aplicar esta misma estrategia. En lugar de quejarme con la UDLAP, armaré una maniobra para que les salga más caro tenerme como alumna este semestre que cambiar mi 20% por una beca del 100% y sin talonarios:

1) Empezaré por nunca ir al baño en mi casa, aguantarme para ir en la UDLAP y gastar su agua y su papel de baño. Voy a llevar un tubo vacío de papel para traerme tantito, para cuando no me pueda aguantar.

2) Apañaré diario tantos totopos como sea posible, y luego alimentaré a las palomas para crear una plaga de estos animales que sea muy caro eliminar.

3) Beberé agua del lago para enfermarme y luego ir a la clínica para que no me curen porque no le saben, pero que les cueste tenerme ahí con suero o algodones o lo que sea que me den.

4) Organizaré una campaña propagandística y pegaré por toda la universidad carteles de la IBERO, de AMLO, y de otros actores altamente impopulares en la UDLAP, para que la administración se vea obligada a despegarlos.

Si alguien tiene otra propuesta, o si quiere adherirse a mi movimiento alternativo de recuperación de costos, no dude en contactarme por este u otros medios.

2 comentarios:

Jo dijo...

También puedes tomar prestados los cubiertos y platos de la cafetería para tu casa.

R dijo...

Pues en mi universidad lo que hacen las damitas es lo siguiente: se emborrachan en un evento universitario, se cogen un cabrón, y dos años después, cuando han terminado su licenciatura, deciden que el cabrón las violó y demandan a la universidad por haber permitido que se dieran las circunstancias. Suele redituarles alrededor de un millón de dólares, que la universidad recupera eliminando el alcohol de todos sus eventos durante varios años. No estoy seguro de que este esquema sea posible con las leyes mexicanas...

Creo que una buena idea es espamear a los altos mandos enviándoles todo tipo de notas simpáticas que les hagan perder el tiempo que les es tan preciado. Seguramente sus direcciones de correo serán fáciles de conseguir. También puedes espamear pidiendo juntas con ellos para discutir cambios importantes al campus; puedes explicarles que el campus necesita un edificio más aquí o allá, y que debería existir tal y tal organización. Y puedes además después telefonearlos anunciando que ya tienes el plan más afinado y que necesitas su opinión nuevamente.

Otra forma de serle cara al campus de la UDLAP es pisando sus flores, en las que siempre me pareció que gastaban más dinero del que me habría sido medianamente tolerable. Esto, claro, podría tener consecuencias desagradables; pero sinceramente creo que ningún guardia te va a molestar si finges que fue sólo una distracción; que no sabías por dónde ibas caminando.

Puedes además iniciar una larga sección en el periódico universitario dedicada a vanalidades, trivialidades, frivolidades, etc., que incluya fotografías necesariamente a color (puedes poner un test de daltonismo, para que la impresión a color sea inescapable), y con un inserto en papel satinado fino, que contenga algún reporte sobre el rector y su relación con el gobenador de Puebla, para que no le puedan bajar la calidad.

Puedes hacer que el estado organice una carrera anual de coches en la recta, en la que se fomenten las innovaciones tecnológicas, con lo que la UDLAP sienta que le es necesario no sólo participar, sino además patrocinar sustancialmente a sus equipos.

Puedes ir al departamento de Ingeniería en Alimentos, a todas las desgustaciones, para comer un poco más balanceada (eso de los totopos te puede acabar cayendo mal, la verdad). De paso, ayudarás a que los productos artificiales en el super sepan mejor; la última vez que estuve ahí, parecía que les hacía mucha falta ayuda con el guacamole. Luego, puedes demandar a la universidad por hacerte ingerir sustancias (o sus combinaciones) cuya seguridad no ha sido perfectamente probada.

Otra cosa que puedes hacer es meterte a formar parte de la parte de la universidad que diseña las formas que tienen que llenar los alumnos, y hacer que los espacios para el nombre, el apellido, la dirección, etc., se reduzcan lo suficiente como para que la gente escriba con letra horrible al llenarlos, y al que los tenga que transcribir le cueste muchísimo trabajo y tengan que contratar a otros tres que le hagan el paro.