Transcripción aproximada de unas palabras que accidentalmente escuché en alguna sala de computadoras de alguna universidad:
"Yo digo que todo es culpa del sistema. Los adultos se quejan de que 'los chavos de hoy' no son como los de antes, y mi jefe un día describió a mis amigos como 'una bola de rufianes y pelafustanes'. Pero no se dan cuenta de que uno trata de pulir las virtudes, y por esta que nomás no se puede.
Les pongo un ejemplo. Los tacaños de la universidad me niegan una buena beca, me dan un porcentaje chafísima, me enjaretan tres talonarios del sorteo y, después de pagarlos completos porque nadie los quiso comprar, me quedan 800 miserables pesos de beca.
Para colmo, mi jefe no se detiene a considerar el arduo trabajo, las noches en vela escribiendo ensayos, no porque los haya procrastinado hasta el último minuto, sino por las ganas que les meto. Nel, nada de esto le importa a mi jefe. En lugar de darme los 800 como premio y de cuates, se los quiere apañar porque según dice que, de todas formas, es él quien me mantiene. Agarra y me dice que si me los diera, los gastaría en mis vicios de puberto tardío. Pero pues, ¿qué otra?
Primero iba a comprar útiles escolares, al cabo que tengo mi libretita de la universidad y las plumas que me apaño del piso o de la feria de asociaciones estudiantiles. Nomás sería lo de los libros. Pero solamente el de negocios cuesta casi 400. Ahí ya se me fue la mitad y así no salen las cuentas, güero. No es mi culpa que la ley del libro no funcione y que encima no hay subsidio al estudiante…
Viene siendo básicamente lo mismo cuando uno quiere invertir sus 800 pesos en otros asuntos escolares, como es el tráfico de trabajos finales con los colegas que te manejan lo que es la ñoñería. No es mi culpa que yo no sea bueno para la escuela, cada quien sus fortalezas y si las mías son otras, ¿qué hay de malo con reconocer la ventaja comparativa que tienen otros? Pero ellos también están coludidos con el sistema, son los burgueses del conocimiento, no entienden que no todos en el proletariado salimos tan matados, y se venden tan caros que con mi presupuesto no cubriría ni dos ensayos de arriba de nueve. Entonces me tendría que conformar con el ocho, y ahí vienen los alegatos de que si soy mediocre o que si sabe Dios qué.
Ahora, que si invierto el dinerito en los establecimientos de alrededor de la universidad, otro gallo nos cantaba. Fíjate, en El Tiki me alcanza para invitarle el chupe a la banda hasta dos veces, de menos, y así ya las próximas me invitan ellos. Se llama maximizar los recursos, y lo vi en clase con Almazán.
El punto aquí es que el mismo sistema capitalista neoliberal nos acorrala y no nos queda otra opción que someternos a estas reglas de la globalización y el libre mercado. Yo por eso digo que si se arma la revolución, le entro.”
NOTA: Las palabras altisonantes en este relato han sido sustituidas por un lenguaje familiar y dominguero, apto para todo público
"Yo digo que todo es culpa del sistema. Los adultos se quejan de que 'los chavos de hoy' no son como los de antes, y mi jefe un día describió a mis amigos como 'una bola de rufianes y pelafustanes'. Pero no se dan cuenta de que uno trata de pulir las virtudes, y por esta que nomás no se puede.
Les pongo un ejemplo. Los tacaños de la universidad me niegan una buena beca, me dan un porcentaje chafísima, me enjaretan tres talonarios del sorteo y, después de pagarlos completos porque nadie los quiso comprar, me quedan 800 miserables pesos de beca.
Para colmo, mi jefe no se detiene a considerar el arduo trabajo, las noches en vela escribiendo ensayos, no porque los haya procrastinado hasta el último minuto, sino por las ganas que les meto. Nel, nada de esto le importa a mi jefe. En lugar de darme los 800 como premio y de cuates, se los quiere apañar porque según dice que, de todas formas, es él quien me mantiene. Agarra y me dice que si me los diera, los gastaría en mis vicios de puberto tardío. Pero pues, ¿qué otra?
Primero iba a comprar útiles escolares, al cabo que tengo mi libretita de la universidad y las plumas que me apaño del piso o de la feria de asociaciones estudiantiles. Nomás sería lo de los libros. Pero solamente el de negocios cuesta casi 400. Ahí ya se me fue la mitad y así no salen las cuentas, güero. No es mi culpa que la ley del libro no funcione y que encima no hay subsidio al estudiante…
Viene siendo básicamente lo mismo cuando uno quiere invertir sus 800 pesos en otros asuntos escolares, como es el tráfico de trabajos finales con los colegas que te manejan lo que es la ñoñería. No es mi culpa que yo no sea bueno para la escuela, cada quien sus fortalezas y si las mías son otras, ¿qué hay de malo con reconocer la ventaja comparativa que tienen otros? Pero ellos también están coludidos con el sistema, son los burgueses del conocimiento, no entienden que no todos en el proletariado salimos tan matados, y se venden tan caros que con mi presupuesto no cubriría ni dos ensayos de arriba de nueve. Entonces me tendría que conformar con el ocho, y ahí vienen los alegatos de que si soy mediocre o que si sabe Dios qué.
Ahora, que si invierto el dinerito en los establecimientos de alrededor de la universidad, otro gallo nos cantaba. Fíjate, en El Tiki me alcanza para invitarle el chupe a la banda hasta dos veces, de menos, y así ya las próximas me invitan ellos. Se llama maximizar los recursos, y lo vi en clase con Almazán.
El punto aquí es que el mismo sistema capitalista neoliberal nos acorrala y no nos queda otra opción que someternos a estas reglas de la globalización y el libre mercado. Yo por eso digo que si se arma la revolución, le entro.”
NOTA: Las palabras altisonantes en este relato han sido sustituidas por un lenguaje familiar y dominguero, apto para todo público
1 comentario:
Cuanta claridad, este tipo tiene potencial.
Publicar un comentario