martes, 22 de abril de 2008

Razones por las que no quisiera ser mi vecina

Ayer ejercí campantemente la libertad de expresión para quejarme de mis vecinos Pero toda libertad conlleva una responsabilidad. Lo menos que puedo hacer es reconocer mis propios defectos como vecina. He de admitir que ellos tienen más razones para desear que alguien más viviera en mi cuarto. Reconociendo lo anterior, a continuación planteo una serie de elementos que podrían despertar quejas en algunos de mis cohabitantes:
  1. Hablo en las noches (según testigos).
  2. Uso los utensilios y condimentos de los demás para cocinar mi comida.
  3. Recurro a mi vecino de la derecha con molestas preguntas sobre por qué no funciona mi computadora.
    Recurro a mi vecino de enfrente con molestas peticiones de ayuda para mover muebles.
  4. Cuando me topo con alguien en el pasillo, siempre asumo que tienen tiempo, e interés, de detenerse un rato a platicar.
  5. Salgo de mi cuarto a las 7 de la mañana, con mucho cuidado de no despertar a nadie. Invariablemente, algo se me olvidó y regreso corriendo tres minutos después. Como ya se me hizo tarde, el respeto al sueño de mis vecinos pasa a segundo plano. Mi escándalo consiste no sólo en el zapateo por todo el pasillo, sino también en abrir y cerrar de puertas y cajones, buscando lo que olvidé.
  6. Cuando encuentro a alguien el la zona común le 'hago la plática' aunque esta persona esté leyendo o trabajando en la computadora.
  7. Si el sujeto anterior me ignora o responde a mis preguntas cortantemente, yo sigo insistiendo hasta que la persona se retira a su cuarto y cierra la puerta.
  8. De los nombres de mis 25 vecinos sólo sé pronunciar dos: Ben y Tom. Lo bueno es que hay dos de cada uno. Lo malo es que para uno de los Tomes, ese ni siquiera es su nombre real y lo usa aquí porque nadie sabe pronunciar el verdadero.
  9. Ya descompuse la aspiradora del piso, porque no ví que en la alfombra habían unos pasadores y sin querer los aspiré. Esto aún no lo sabe nadie, y preferiría que el secreto se mantuviera. Por favor, si alguien conoce a mi moderador, omita el comentario.
  10. No soy asiática. Mis papás no son asiáticos. Mis abuelos no eran asiáticos.

Y así podría seguir, ennumerando. Pero mejor dejo el tema por la paz y me conformo con que nadie ha presentado ninguna queja ni ha sido más hostil conmigo de lo que son con todos los demás. Lo que sí he notado es que algunos, cuando me ven en el pasillo, se dan la media vuelta y se vuelven a meter a su cuarto. Yo asumo que es porque a ellos también se les olvidó algo adentro...

2 comentarios:

Eric Uribares dijo...

De todos, el 4 me parece inaceptable, por lo demás eres una gran vecina, sobre todo porque no te ofendes (¿o sí?)cuando te dejan hablando sola y se retiran a sus habitaciones

Anónimo dijo...

Mars, cuando las cosas vayan mal, ¡no vayas con ellas!
Me es I-RRE-SIS-TI-BLE leer tu blog...