jueves, 21 de febrero de 2008

Paranoia gringa

Aunque los estereotipos la mayoría de las veces están muy lejos de la realidad, acá he confirmado que algunos de ellos no son tan exagerados. Esa imagen que tenemos de los estadounidenses aterrorizados por el mundo y completamente paranoicos, tiene mucho de cierto.
Por ejemplo, ayer en la noche quería evitar que entrara una llamada de Nick, mi amigo undergraduate, quien había quedado de hablarme para vernos. Decidí dejar el teléfono descolgado. Y resulta que aquí no puedes hacer eso, porque una grabación toda molesta y a todo volumen te empieza a preguntar que si estás en una emergencia y necesitas ayuda. Si no contestas o marcas un número, te transfieren al 911. En ese punto yo colgué porque me dio miedo que si no contestaba, de pronto iba a llegar la patrulla a mi cuarto.
Y es que aquí eso no sería tan raro. El otro día dormía plácidamente cuando de pronto, a las 4 de la mañana, alguien toca mi puerta. Me emocioné mucho porque estaba segura de que sería Sameer, el canadiense, que venía a saludarme. (No es que tuviera razón para pensar eso, no se asusten ni se emocionen, fue sólo mi intuición felina.) Pero oh decepción cuando ví ante mí a un policía, gordo, calvo y bigotón. Quería informarme que mi llave estaba pegada a la puerta. La dejé a propósito, señor policía, porque ya van dos veces que me quedo encerrada afuera y a la próxima me van a cobrar 25 dólares por abrirme. Pues no, resulta que no puedo dejar mi llave pegada a la puerta porque no vaya a ser que un violador entre a la Universidad, se meta a los dormitorios, suba a mi piso y abra mi puerta. Sí, no vaya a ser, mejor quité la llave, y le dije al poli que de ahora en adelante iba a atrancar la puerta con mi silla cada noche, por si las flais.
En todo caso, creo que sabría defenderme. Acá dan clases de defensa personal tres veces a la semana, y las anuncian por todo el campus, junto con los grupos de apoyo para mujeres violadas. (Cabe señalar que de la gente a la que le he preguntado nadie sabe de ningún caso de violación en Harvard.) Cuando mi moderador me recomendó que tomara las clases, le dije que no se preocupara porque yo en México practiqué lo que es el kitbostin y soy buenísima, así que me siento preparada para lo que venga.
Aunque las precauciones nunca sobran. Hoy lo aprendí de un señor que se sentó junto a mí en una conferencia. Alguien llegó a invitarlo a una plática en Washington y el hombre, sabiamente, contestó que él prefería no ir a Washington ahorita porque, como son tiempos de elecciones, hay grandes concentraciones de gente. “Y las grandes concentraciones de personas, ya sabes… son un buen blanco para, Dios no lo quiera, un ataque terrorista, you know what I mean?” Lles lles, I know what you mean, mister. Mucha razón tiene el señor, para qué exponernos. Saliendo de ahí me fui al super, compré suficiente comida para el resto del semestre, di de baja mis clases e inscribí unos cursos a distancia en la UDLA, me metí a mi cuarto con todo llave y atranqué la puerta, como le prometí al policía la otra noche. No vaya a ser la de malas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno que tomas medidas preventivas......... y en cuanto a el "AMIGO" Sammer.... nada mas hazle saber que tu dadry ha castrado a 4 amigos....... TOK4u. Papa

Anónimo dijo...

la tierra de la libertad, y no se puede vivir tranquilo, cosechas lo que sembraste, y si, algun dia dejaran de ser potencia, si no preguntale a los romanos