lunes, 11 de febrero de 2008

Tiranosaurio

Hoy, camino a mi clase de la mañana, tuve un encuentro desafortunado con las inclemencias climáticas en Cambridge. Todo el día hizo un frío de los mil demonios, ha sido el día más frío desde que llegué. Y yo salí campante del gimnasio, a las 8 y media, recién bañadita y segura de que el ventarrón iba a secarme el pelo en unos minutos. Oh gran error.
A medio camino empecé a sentir un ardor desmesurado en las orejas. Al cubrirlas con mis guantes, las noté crujientitas: el agua que había escurrido de mi cabeza se congeló. Pero eso no era todo: el pelo en sí mismo estaba congelado. Vaya susto que me llevé, pensé que los mechones se me iban a caer sobre la banqueta como pedazos de iceberg que se derrite. Y lo que más me asustó fue la idea de perder también las orejas.
Me tuve que meter a una tienda a comprarme un café y buscar la manera de descongelar mi pelo antes de perderlo. Y valga decir que parecía yo tiranosaurio con esos picos que se me formaron en la cabeza. Al cajero le pareció muy simpático hacerme el comentario de "Tough weather, huh?" No me dio ni tantita risa, pero no lo culpo, algo tenía que decirse al respecto.
En fin, no perdí el pelo ni ninguna de las orejas. Fiuf. Pero no vuelvo a salir sin gorrito.

1 comentario:

Unknown dijo...

JAJAJA, MARS!!! ME HAS HECHO REIR DE TAL MANERA, que mis compañeros de la oficina, me voltean a ver como si estuviera loca! Estas de Pelos, ¿que tal el frío ahora?