Son las cuatro de la mañana y estoy despierta gracias a una sobredosis de cafeína. Tengo clase a las 8, debería de estar dormida desde hace varias horas, sobre todo porque el plan era despertarme a las 6 a leer lo que no leí. Pero tengo tanto sueño que no entiendo las palabras del artículo. Así que mejor escribo en mi blog.
Me gustaría saber quién más tiene insomnio ahorita. Tal vez algún escritor que conozco, que sé que es bien fans del noctambulismo. A mi el insomnio me trae malos recuerdos, me angustia, y por eso me pongo a escribir.
Intentaría dormirme si no es porque sé que sería inútil. Mi vecino está roncando sin piedad, hace calor en mi cuarto y yo tengo que dejar de tomar café. Es una de esas cosas gringas que se me ha pegado. Acá la gente lo toma todo el tiempo. Yo he localizado varios lugares en donde ponen café gratis y ahora parezco loca tomando un promedio de 4 tazas al día. Hoy me propasé y tomé 7.
He pensado que el exceso de café que se consume tiene mucho que ver con la prisa en la que todos estamos inmersos. Aunque no es exclusivo del lugar, se vuelve muy evidente. Dormir queda al final de la lista de prioridades. Para mí esto no es cosa nueva, pero se ha intensificado en estas semanas. Lo irónico es que, entre más me veo inmersa en este tipo de vida, más la cuestiono.
El otro día estaba cenando con mi amiga china Jing. Milagro, porque ella nunca tiene tiempo ni para eso. Se quejaba amargamente, como siempre, de la cantidad de trabajo que tiene y de cómo en toda la semana no había tenido ni una hora libre para nada más sentarse a descansar. Cuando acabó sus quejas se me ocurrió preguntarle, "Jing, ¿eres feliz aquí?" Se me quedó viendo y, después de un rato, me dijo "Sí, creo que sí soy feliz aquí. Pero qué bueno que me lo recuerdas."
No creo que sea a la única que se le olvida. Me doy cuenta de lo fácil que es que las cosas pierdan sentido. Correr de una a otra, sufrir lo que haces y olvidarte de que estás aquí porque alguna vez lo disfrutaste.
Platicaba con un amigo sobre si quiero regresar a hacer un doctorado. Le decía que no sé si me gusta la idea de pasar aquí 5 años y salir a la vida real a los 28. Y me dijo "Cuando salgas vas a ver que allá afuera no tiene tanto chiste. Esto es la vida real."
Sabias palabras. Es sano de vez en cuando preguntarte por qué estás en donde estás. Si es sólo para llegar a otro lado, lo mejor es irte a ese otro lado cuanto antes. Porque el tiempo es demasiado poco como para pasar tanto tiempo en la preparación de lo que vendrá. Yo tengo claro que estoy feliz aquí por lo que es ahora, no por lo que me pueda traer después. Pero a veces me da miedo que entre tantas tazas de café se me olvide, a ratos, sentarme a disfrutar.
Ya me voy a hacer yoga a ver si así logro acordarme de cómo le hacía para dormir.
4 comentarios:
Coleguilla, te mando un abrazín.
atte,
Chap
Me encanto Mars!!! Miss you!
Marcs: recuerda que la meta no está al final, sino en el camino!
Me preocupas......... entre tanto trabajo y tantos "amigos"....... TQM
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